En la madrugada del Viernes Santo, el eco
del cante flamenco más puro resuena por las estrechas calles que van desde San
Román hasta los antiguos jardines del Valle. En Verónica, Butrón, Mateos, Gallo
hay sones de martinete, música de yunque y de fragua, esperando, en un compás
de alegría contenida, la salida de su templo del SEÑOR DE LA SALUD y de la pena
morena de su bendita Madre, la Virgen de las ANGUSTIAS. ¡Qué Cofradía con más
arte! ¡Cuánta devoción a su Cristo moreno y a su Virgen guapa se encierra bajo
el terciopelo morado que cubre el rostro de bronce de esos cofrades que son
estirpe de la sangre más noble de Sevilla!.
Y cuando la Cofradía pisa la noche, una
voz rota entona una plegaria sencilla con aroma de ese cante tan nuestro, que
precisamente por nacer de lo más del hondo del alma, se le llama sabiamente
cante jondo. Y así, de manera sencilla y sentida, pero sobre todo muy nuestra,
se manifiesta el amor al Señor y la Virgen con una oración hecha piropo.
Fotografía de Felipe Guzmán |
Fragmento del
Pregón de Ignacio José Pérez Franco, 2012
Fotografías de Felipe Guzmán/Pasionensevilla.tv
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La Madre de las Angustias, te guarde por siempre.