Séptimo Dolor
El séptimo dolor fue de soledad, habiendo dejado a su hijo enterrado en el sepulcro de piedra. Considera la soledad que la virgen, nuestra madre, y cuan sin consuelo quedo, sin que hubiera quien dignamente pudiera consolarla ni enjugar las lágrimas de sus ojos , triste y llorosa se vuelve a la ciudad, aunque llena de fe, aguardadnos la resurrección.
¡Quien buena madre os consolara! ¡ quien dignamente podrá enjugar las muchas lágrimas de vuestro ojos ! ninguna podrá, si ya no es que lo haga vuestro hijo con la resurrección.
¡ OH , clementísima , OH piadosa, OH dulce virgen María ! así como nosotros nos compadecemos de vuestros dolores y no os dejamos en la soledad, acompañad nuestras almas para que sean dignas de las promesas de Jesucristo; mientras os acompañamos en memoria de este dolor, con un Padrenuestro y siete Avemarías.
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ave María Dolorida / sin pecado concebida.
Madre llena de dolor, haced que cuando expiremos nuestras almas entreguemos en las manos del Señor.
Servitas de Málaga
Fotografía de Roberto Villarrica.
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La Madre de las Angustias, te guarde por siempre.